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martes, 15 de octubre de 2013

Mi fusil es un arma de paz, dice campesino en Caquetá

Wilson Montalvo Bello no conoce ni sabe quién es Cesar López. 

Me escucha con atención, pero con mirada de incredulidad, cuando le cuento que López es un luchador por la paz que transformó un fúsil en una guitarra para que en Colombia no se disparen más balas sino notas musicales.

Su rostro se ilumina y salta de la incredulidad al asombro cuando le digo que esa arma se llamada escopetarra

Wilson es un adulto que cuida al niño interior que lo habita. Por eso creó un fusil de juguete que, a diferencia de la escopetarra, no dispara notas musicales sino banderitas blancas de paz con un único y claro mensaje: no más armas. 

Me cuenta que lo hizo el 15 de octubre del 2012 reciclando materiales durante una marcha campesina en El Cerrito Huila. Desde entonces su juguete lo acompaña en su predicación de paz. 

Descubrí a Wilson Montalvo por entre el centenar de campesinos que protestaban congregados en el Parque Santander de Florencia, Caquetá, el pasado 20 de septiembre. Protestas versión 2013. Mientras que atravesamos el Parque en busca de un espacio menos ruidoso para conversar, una hilera de personas nos seguía y crecía a cada paso. Todos, atraídos por ese fusil de juguete que resultaba un tanto "exótico" en medio de la protesta.

¿Por qué anda armado?



miércoles, 11 de septiembre de 2013

Los catalanes no son españoles

Estuvieron preparándolo haces meses. Tienen el apoyo del gobierno de la Generalitat. Escogieron el día de La Diada, la Fiesta Nacional de Catalunya 11 de septiembre, para anudarse en la cadena humana "Vía catalana a la Independencia". 

De norte a sur y por el litoral Mediterráneo, atravesando sus provincias (Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona) y comarcas  (Berguedá, Cerdaña, Osona y Selva), millones clamarán, una vez más, que quieren la independencia de España.

Quisieron repetir -y evidentemente así fue-, lo que en agosto de 1989 hicieron más de dos millones de personas en Estonia, Lituania y Letonia. Unieron sus manos en una hazaña humana, la Cadena Báltica, para juntos proclamar su independencia de la antigua URSS, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. 



Laura Quert Guillén, ingeniera industrial y deportista de vela, me explicó en julio pasado en su pueblo Vic, que la Diada Humana en Catalunya es una iniciativa del movimiento ciudadano Asamblea Nacional Catalana (ANC), para presionar al gobierno español del presidente Mariano Rajoy para que, en 2014, se realice una consulta en la comunidad y sea la gente la que decida. 

Lo que se percibe en toda conversación con cualquier catalán hoy, es un consenso mayoritario por la independencia. 

Algunos aducen que "el modelo que sigue España" es heredado del franquismo, y otros, muy pocos,  preferirían dejar las cosas como están 'y vivir la fiesta en paz'. 


Según una encuesta de la Cadena Ser, el 52% de los catalanes se declara abiertamente a favor de la independencia, mientras que solo un 24% votaría en contra. 

“Entre un porcentaje notable de la población sigue la confusión, ya que un 15,9% no tiene decidido su voto o simplemente no quiere revelar que votaría, y un 7,7% anuncia que se abstendría”.


El bello y cuidado pueblo medieval de Vic, me dice Laura, es uno de los pueblos más independentistas.

Equidistante de Francia y Barcelona

(una hora en tren Plaza Catalunya), Vic tiene casi 50 mil habitantes y es la capital de la Comarca Osona.

Nadie puede dejar de ver el rojo sangre y el amarillo oro de su señera, (bandera nacional de la Comunidad), exhibida en todas partes del lugar. Hasta parece que formara parte de la ornamentación definitiva y permanente de sus fachadas modernas y medievales. Un paisaje rural y urbano que se repite invariablemente por toda Catalunya.

Aunque la comparación es atrevida, pero no imposible, la incesante  búsqueda por autogobernarse de Catalunya, me recuerda las espontáneas expresiones de las comunidades del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina después de conocerse el fallo de La Haya. 

San Andrés y Providencia y Santa Catalina y todas sus pequeñas grandes islas, no forman parte del territorio continental, pero tampoco cuentan demasiado en las decisiones centralistas de Bogotá. 

"Una riada amarilla inundó la plaza Catalunya", titulaba a la media noche El Periódico de Cataluña. La fiesta del independentismo ha vuelto a superar todas las expectativas. “La cadena humana ha sido un éxito y la gente se retira a su casa satisfecha. No todos, una parte del público, sobre todo los más jóvenes, se quedan a disfrutar del concierto de 'Els Catarres'. "Esto ha sido la hostia, como no nos escuchen ahora ya no sé qué tendremos que hacer". 

Ayer fue un día muy especial, me dice la sicóloga Lupe Estrada en Barcelona. "Las calles, carreteras y pueblos de toda Catalunya se llenaron de camisetas amarillas que poco a poco se fueron alineando para, a la hora prevista, formar la cadena humana que recorrió todo el territorio catalán de norte a sur.

Fue una jornada alegre, familiar y llena de ilusion. En la cadena habia niños, padres, abuelos, adolescentes...gente de todas las edades, cada uno lo vivia a su manera pero el objetivo era el mismo. 

El pueblo catalán ha demostrado al mundo entero que puede reivindicar sus derechos de manera tranquila, unida y pacifica. Si, ayer fue un día muy especial".

Las voces que claman por la autonomía y los derechos de autogobierno, se sienten y recorren el mundo. 

lunes, 22 de abril de 2013

Poetas en Abril

Paisa y ciudadana catalana, hincha del Barça, rigurosa, metódica, apasionada con lo que hace y realizadora de sus sueños, Luz Eugenia Sierra es la más relevante antologista y editora de la poesía colombiana. El domingo 21 de abril nos entregó su último proyecto: María Mercedes Carranza. Poesía reunida & 19 poemas en su nombre.

Llueva, truene o relampaguee, los poetas siempre llegan en abril de la mano de Luz Eugenia Sierra, la paisa.

Aparecieron por primera vez en 1982, una noche de abril, en la histórica Plaza del Chorro de Quevedo. En la noche del domingo 21, lo hicieron también, en la anual Feria Internacional del Libro de Bogotá.

Entre uno y otro evento han pasado 30 años, y desde entonces, no ha dejado de descubrir, conocer, reunir, editar y entregarnos, cuidadosamente y en espléndidas ediciones, el rico trabajo de los poetas colombianos. 

Como la describió el poeta Joaquín Mattos Omar en la Revista Ulrika (edición especial 45-46), Luz Eugenia Sierra es "la más relevante antologista en el panorama de bibliográfico de la poesía colombiana. Ninguna otra persona como ella han contribuido al enriquecimiento crítico del corpus de la lírica nacional”.

En su último trabajo, “Poesía reunida 19 poemas en su nombre”, rinde homenaje, diez años después de su muerte, a una persona que fue apasionada, íntegra y convencida que era posible construir un país mejor con las voluntades alzadas en almasMaría Mercedes Carranza de quien fue su asistente en la Constituyente de 1991, su brazo derecho en la Casa de Poesía Silva y su más admirada y querida amiga.

Poetas en abril

Transcurrían los meses previos al fin de la doctrina de la "seguridad nacional", que Turbay Ayala (1978-1982) nos había impuesto desde el primer mes de su mandato bajo el nombre de estatuto de seguridad. Que dizque para ‘defender a los asociados y las instituciones democráticas asediadas por serios peligros y toda clase de asechanzas y lograr una patria donde se viva en paz y toda clase de seguridades para la vida y el trabajo'... según informó en su momento el El Espectador.

Fueron cuatro oscuros y temidos años en los que, en nombre de los “valores políticos” y defensa de la patria, las incipientes organizaciones sociales, sindicales, los partidos de izquierda y de manera especial los estudiantes y los artistas, fueron presionados, hostigados, perseguidos, coartadas todas las libertades civiles, violentado su derecho humano a la vida y reprimida toda manifestación de protesta en la sociedad. 

Sí. Tal y como ocurrió con Uribe (2002-2010). Cualquiera que pensara diferente, fuera opositor o crítico de su gobierno, era sindicado de subversivo, comunista o guerrillero, un enemigo del Estado que había que acallar, someter, borrar del mapa de la democracia.  Bajo el estatuto de seguridad fueron detenidos en guarniciones militares y de torturas, el poeta Luis Vidales (tenía 80 años en ese entonces), la pianista Teresita Gómez y la bailarina Priscila Welton, entre otros colombianos del mundo de la cultura.

Este fue el contexto de vida, de estudio, de crecimiento y evolución de una generación de jóvenes y estudiantes en la Colombia de finales de los 70 y primeros de los años 80. Un tiempo en el que pese a que habían más noticieros diarios de televisión -8 en total- y menos realitys show y telebovelas, pocos hablaban de las violaciones a los derechos humanos que ocurrían a diario. Estudiábamos y soñábamos.  

¿Como cabía la poesía en ese contexto?

Luz Eugenia Sierra. “Queríamos ‘romper’ el estado de sitio, pero de una manera distinta, festiva. No con consignas ni pancartas. Pensamos con el pintor y promotor cultural vallecaucano Mario Quintero (q.e.p.d.), amigo y vecino, que lo mejor era hacer un encuentro con poetas y juntar sus poemas para un libro. Me había retirado dignamente -subraya- pocos días antes de la facultad de derecho de la Universidad Libre y tenía el dinero del reintegro de la matricula. Haciendo cuentas alegres -porque uno no hacía presupuestos ni nada parecido- en esa semana santa hicimos la convocatoria. Llegaron 82 poemas, muchos manuscritos”.

En su buhardilla de La Candelaria Luz Eugenia mecanografió en una máquina de escribir IBM ejecutiva (lo último de lo último y lo más cercano a la tipografía), las 89 páginas que fueron fotocopiadas y compaginadas manualmente y durante dos noches, para hacer 1.000 ejemplares del memorable libro. 

Esa primera edición fue el comienzo espontáneo de la serie de cinco volúmenes (1982-1987) que comprendió la colección de Poetas en Abril, cuyo primer tomo que circuló con portadas en propalcote de 250 gramos color rosa sin ninguna información, fue en homenaje al escritor Andrés Caicedo. "Después de iniciar la impresión de las portadas en serigrafía (screen), una noche antes del proceso final, fui víctima de un atraco, y aunque me defendí, -cargada de tigre mordió al ladrón-, las portadas no pudieron estar a tiempo", recuerda entre asombro y risas. 

¿Cómo se hizo la convocatoria?

LES. “Aún no había computadores, celulares y menos Internet. El correo de las brujas, el voz a voz, los cartelitos y las fotocopias funcionaron muy bien. En menos de 15 días lo pensamos y se produjo el primer libro. ¡Aparecieron 82 poetas y poemas!”

Conversamos con la paisa en el Chorro de Quevedo, allí a dónde don Gonzalo Ximenez de Quesada hizo la primera fundación de Bogotá el 6 de agosto de 1538 y también, el lugar en donde Luz Eugenia inicia su intensa y feliz travesía como editora. 

"Esa noche de la presentación de Poetas en Abril llovía con ganas. El sonido no funcionó, la leña se mojó, pero los poetas celebraron su fiesta leyendo sus poemas, todos, regocijados con la publicación, para algunos, de sus primeros trabajos. Poetas que hasta hoy siguen vigentes y escribiendo como Anabel Torres, Eduardo Escobar, Fernando Linero, Rafael del Castillo, Guillermo Martínez, Giovanni Quessep, Harold Alvarado Tenorio, Jotamario… entre otros".

¿Si en 1982 fueron 82 poetas los que atendieron la convocatoria, cuantos llegarían hoy?

LES. “En la época en que María Mercedes Carranza hacía las convocatorias en la Casa de Poesía Silva, llegaban 10 mil, 12 mil sobres. Hoy con Internet y todo lo demás… pues dímelo tu… " (Risas).

Luz Eugenia dejó el derecho y se hizo periodista aunque nunca ha ejercido. Se marchó del país durante diez años para cumplir una nueva meta: hacerse maestra de edición, pero en Catalunya. Lo suyo son las palabras, la gramática, los textos, el papel, el diseño, los libros.  

¿De dónde sale el título Poetas en Abril?

LES. “El título de la colección fue un acierto de las siempre espontáneas expresiones del poeta Juan Manuel Roca. Abril es el florecimiento, la primavera, lo que está en desarrollo. Muy ecléctica, claro, pero la realidad es tan diversa como para ponerle un solo prisma. La poesía colombiana tiene 80 mil expresiones”. 

Eran los años dorados de muchos autores en agraz, en pleno florecimiento, como escribiera el poeta Joaquín Mattos.

Un mes después, Luz Eugenia crea la Fundación Talleres y presenta una nueva edición del primer libro en Medellín, esta vez, con la portada impresa y 300 ejemplares exclusivamente para las bibliotecas. Con esto comienza una aventura y empresa que ha ocupado buena parte de su vida.

La colección Poetas en Abril investiga, indaga, recupera, recoge y publica más de 1500 páginas de la poesía de cerca de un centenar de poetas colombianos durante cinco años continuos.

¿Por qué publica poesía y no cuento?

LES. “Por intuición y asombro, que en 30 años, no se me ha acabo. La poesía es testigo excepcional de un momento de la historia de un país, de la vida de la gente”.

Luz Eugenia no es una crítica de poesía, pero sabe cuando un poema y un poeta son buenos. Es cuando “intentan resonar más que sonar. La poesía se escucha como un jazz… una sinfonía…”, dice.

Y lo tiene claro, como clara fue su respuesta a uno de sus maestros del Postgrado de Estudios Avanzados en Edición en Barcelona. ¿Cuál sería la estrategia para publicaciones sobre armas en fascículos? Ella responde de manera inmediata. “No me ocupo de ese tema. Soy editora pero no para hacer libros sobre la guerra”. 

En el año 2000 edita y publica en Barcelona uno de los dos libros que ha preparado de autores de manera individual: Poemas de la guerra de la poeta Anabel Torres.  

¿Qué se necesita para ser editor de poesía?

LES. “Vocación de pobre (risas). No tener aspiración de lucro ni de gran renombre sino voluntad de aprender, de hacer preguntas y de cuestionarse. Los poetas tienen una atención especial por la realidad. La poesía da eso. Una nueva emoción cada vez. Leo a Juan Manuel Roca, a Giovanni Quesepp... y se me abre otro espacio. La poesía sacude, emociona”.

Como conmovió, en 1997, la colección de postales con poemas de 33 autores colombianos titulada Correo de las Novias. Un proyecto editorial cuya edición limitada de 3.000 ejemplares fueron impresas en papel propalcote de 250 gramos, proveniente de la fibra de la caña de azúcar y presentadas en una caja de madera de comino reciclado de una vieja construcción febril de Medellín. Las Postales (no la caja) se han reeditado muchas veces y aún hoy se pueden conseguir en la Casa de Poesía Silva.

¿Antologista o editora?

LES. “Me divierten mucho las antologías porque, al mismo tiempo, se pueden pulsar distintos lenguajes y se pueden reunir públicos diversos. Cada poeta tiene su parcela de amigos, de afectos y reunidos todos juntos pueden mostrar más la diversidad. Es un oficio que me divierte, que me enseña. Que me emociona”.

Sin duda su obra más ambiciosa como editora y antologista es Colombia en la poesía colombiana/Los poemas cuentan la historia, publicada en 2010 bajo el sello editorial Asociación Cultural Letra a Letra que ella preside.    

El libro es el resultado de siete años continuos de investigación que realizó junto al poeta Robinsón Quintero. Con este trabajo, Luz Eugenia Sierra obtiene el premio Literaturas del Bicentenario otorgado por Ministerio de Cultura en el marco del Bicentenario. Una elevada y fecunda edición poética, literaria e historiográfica cuyos 186 poemas retratan cinco siglos de la vida cotidiana, social y política de Colombia.

¿Es distinta la poesía que hacen las mujeres a la que hacen los hombres?

LES. “No.. no.. no. Uno no escribe con la falda. Uno escribe con las manos, con el cerebro y con el corazón y hombre y mujeres tenemos de lo mismo. Es el universo propio de los poetas lo que se impone en sus textos”.

Su siguiente proyecto, el del 2014 es “una colección de libros individuales de 7 mujeres colombianas con voces muy potentes”, me revela, pero no me adelanta más.

¿Qué significan 30 años en la poesía?

LES. “Que ha pasado el tiempo y no he dejado nunca de asombrarme. La poesía abre otras ventanas, plantea otras preguntas. 

Hace 30 años era una buena estudiante. Formaba parte de un comité de solidaridad de presos políticos... de una fundación de promoción de los artesanos y las expresiones culturales del barrio, trabajaba en una empresa francesa, y estudiaba francés y derecho”.

Luz Eugenia no se detiene. Soy testiga de ello. Desde su primera quijotada (de la cual formé parte) hasta la última. Así como es rigurosa, profesional y puntillosa al momento de enfrentar un texto o un poema, también es metódica, exigente, planea al detalle cada acción, cada actividad, tanto de su labor poética y empresarial, como la personal. Se pone y cumple todas sus metas. No deja casi nada al azar. Ese es quizás el más caro de sus secretos.  
Fotos by Bunkerglo.

domingo, 7 de abril de 2013

Todas P.U.T.A.S. en Bogotá

Foto by @Bunkerglo
Cubiertas bajo un cálido manto de sol y luz pero con las tetas al aire, cerca de mil mujeres, ruidosas, alegres, cantando y gritando consignas, recorrieron la carrera séptima hasta la Plaza de Bolívar. No pocos hombres también se sumaron a la algarabía. ¡Hacía un día del putas en Bogotá!

Foto by Andrés Monroy
Buena parte de estas mujeres eran trabajadoras sexuales (prostitutas o putas), que en sus singulares y festivas pintas, algunas con sus rostros cubiertos, otras más con antifaces y otras con sus pezones en flor, portaron pancartas, carteles y  papeles para compartir un único mensaje a través de las diversas consignas: “Mi cuerpo es mío y de nadie más”, “No es no”, “A la mierda sus prototipos patriarcales”… Es decir, a las mujeres se les respeta sí o Sí.

Las usuales callejeras, en esta oportunidad, salieron a las vías pero no para hacer "el pan nuestro de cada día",  sino para protestar contra el abuso y el maltrato contra ellas y todas las mujeres en Bogotá. Son miles luchando Por Una Transformación Auténtica de la Sociedad: P.U.T.A.S.

Aunque no estaban todas las que son y no todas eran trabajadoras sexuales, las que llegaron, de todos los tamaños, colores, pintas y edades compartían un sueño común.

"María Carnaval"

Tal vez no existe un solo día, en la vida de los hombres como en el de las mujeres, en el que unos y otros no se  pregunten acerca de la sexualidad o vivan esta maravillosa experiencia. Un asunto central y vital, intrínseco al ser humano, en toda latitud, condición, edad y raza. Es su verdadera religión.

Pero, en esta infinita y exquisita complejidad, nada ha sido más censurado, mitificado y sembrado de creencias como la sexualidad. Y la censura, la moral y las sotanas, sus más claros enemigos.

Y es que ninguna mujer, dama, puta o vieja, quiere que le digan cómo vestirse. Tampoco, que la marquen con una etiqueta o la estereotipen por cómo camina, cómo baila o cómo habla.

Piden (¡exigimos! más bien), que no sean más acosadas, ni que las agredan verbalmente. No quieren permitir una agresión más, física, sexual o emocional.

Quieren (¡exigimos! más bien), que su cuerpo nunca más sea el trofeo o territorio de ninguna guerra. Ni pública, como la del conflicto armado interno, ni privada, como la del maltrato cotidiano que libran en la calle y en sus hogares.

"María Carnaval"

Tiene 42 años, 15 de los cuales ha ejercido como trabajadora sexual. Estudia y cuida de sus hijos. Hace lo que hace “por rebusque y porque me gusta. Tal vez por esto no fue difícil tomar la decisión”.

Me dice "María Carnaval" que el sexo, como la religión, es algo muy personal y la prostitución es un trabajo tan respetable como cualquier otro.

Tanto ella como otras de sus colegas, siempre (en estos quince años) han recibido malos tratos. “No tenemos seguridad social y somos discriminadas en muchos sentidos”.

"María Carnaval" todos los días siente miedo de su trabajo porque, "tanto los clientes, como la policía y la gente en general nos agreden continuamente”.

Le gustaría viajar, salir del país y ejercer su trabajo en otra parte.

Recuerda que, la primera vez que estuvo en la calle, “fue más por un poco de curiosidad, pues siempre he sido muy callejera, desde pequeña”.

Aunque no me revela cuánto dinero obtiene al mes por su trabajo, me explica que es muy relativo. “Hay meses buenos y hay meses malos. Con lo que gano hago lo que hace todo el mundo: pagar el colegio de los niños, los servicios, el arriendo, ir de vacaciones, a una película, a restaurantes”…

Está convencida que ser trabajadora sexual “es tan respetable como cualquier otro trabajo y, potencialmente, muy fuerte políticamente”. Dice que se siente bien remunerada, aunque “podría ganar más, hay otras que ganan menos”, pero no piensa en cambiarlo.

Asegura sin ninguna duda que, como trabajadora sexual, “se puede tener novio, marido, amante, amanta (ríe), amantes, hijos, familia, mamá, papas, hermanos”.

Su mamá, su papá, sus hermanos… su familia “aceptan y entienden mi trabajo. Hemos tenido algunas conversaciones muy duras y muy delicadas sobre esto”.

Cuando tiene que estar con un cliente, “siento lo mismo que cuando estoy con un cajero en un banco que tiene que manejar la plata ajena”. Los jóvenes son su mejores clientes porque “son más sensibles, más respetuosos, quieren amor, no solo sexo”.

"María Carnaval" no piensa dejar de ser trabajadora sexual.  “He asumido esto, después de tanto tiempo, como una vocación”. Nunca se ha enfermado por su trabajo, pero ha sido maltratada y violentada algunas veces por sus clientes. “Me han golpeado porque así son borrachos… unos cerdos”.

"María Carnaval"

El 6 de abril en la Plaza de Bolívar el sexo habló.

Mujeres, hombres, heterosexuales, homosexuales, lesbianas, travestis, trabajadores sexuales, estudiantes universitarias, funcionarias… hombres y mujeres, desde sus identidades y orientaciones sexuales,acudieron a la cita anual para expresar, con libertad, sus preocupaciones y necesidades sociales y políticas, pero también para compartir su felicidad con toda su dimensión humana.

Foto by @Bunkerglo
La píldora anticonceptiva, la pildora del día después, el aborto en casos específicos, el acceso carnal violento, las relaciones sexuales prematrimoniales, la violencia de género, el matrimonio entre personas del mismo sexo… ha sido un recurrente y, de algún modo superfluo debate (más espuma que utilidad), continua  impidiendo que, en Colombia, la gente pueda vivir de manera libre y sin criminalizar el erotismo, el placer, la intimidad y la orientación sexual, sea la que se sea.

Aún (¡aún!) esta libertad humana y espiritual pasa por el peso de cuestionamientos mezquinos, la culpa, el estigma, la exclusión, el señalamiento y la violencia empizando por el maltrato verbal hasta la muerte.

Quizás por esto, la intimidad individual de la sexualidad nunca dejará de ser noticia.

Gracias a mi colega y amigo Andrés Monroy que me autorizó el uso de algunas fotografías del amplio reportaje fotográfico que realizó ese día y que pueden ver haciendo clic en este ENLACE a su Blog.   

lunes, 26 de noviembre de 2012

Si el presidente acata el fallo nosotros nos independizamos, dice niña raizal Ashley Fontalvo

Es una consagrada alumna y líder estudiantil. Se describe como "una persona especial, única, que se quiere a sí misma". Dice lo que siente y lo que piensa haciendo un uso preciso del lenguaje. Es menuda, inquieta, lectora, espontánea y su sonrisa lo ilumina todo. 

No entiende por qué Nicaragua "se quiere apropiar de algo que solo le pertenece a ella, a su familia y a sus ancestros".  

Raizal y nativa digital. Se mueve como pez en el agua en las redes de la Internet, y mejor aún, en el mar que la vio nacer. Quizás esto es lo que le permite vaticinar, con agudeza y sin dudas, la pronta liberación del archipiélago de Colombia. 

"Primero nos independizamos antes que regalar nuestro mar", dice con énfasis. Pero, ¿Y como será su desarrollo económico, social...? Le pregunto. "Con un nuevo modelo para el territorio", responde clara y directa,

"Donde hay dolor, hay un suelo sagrado"

Escribió Oscar Wilde. Y eso fue lo que sentí y pensé mientras atendía la chispeante y prístina reflexión de esta niña que comienza a vivir la adolescencia preguntándose en las redes [si] “nosotros los jóvenes somos el futuro de este departamento insular, ¿qué nos dejó el estado colombiano?” 

viernes, 20 de julio de 2012

Ángela María Robledo: Intuición, pasión y convicción

Conversamos durante 45 minutos el 18 de julio en su oficina del Congreso. Solo descansó dos semanas al final del periódo legislativo porque, junto a su equipo de trabajo y los representantes German Navas Talero e Ivan Cepeda preparaban la Audiencia "Justicia para la Justicia" que se realizó en vísperas de instalarse la legislatura 2012-2013. Estudia, lee y conversa. Hace la tarea con disciplina, mística y pasión. Los bogotanos no se equivocaron eligiéndola para que los represente. Le gusta la política.

Sonríe con frecuencia. Habla claro y pausado mirando al Otro a los ojos. Casi que literalmente y sin dificultad recuerda y cita pensadores, estudiosos, poetas, políticos para ilustrar su opinión y encuentra con facilidad en su mochila la metáfora perfecta para alumbrar una idea.   

“Vengo diciendo hace un año que las orejas del lobo ya se habían asomado. Ya sabíamos que había un lobo que venía a recoger sus mejores presas”, dijo al referirse a la conciliación y hundimiento de la reforma a la justicia en junio pasado.

La Representante por Bogotá en la Cámara del Partido Verde Ángela María Robledo miembro de la Comisión de Paz y la Comisión VII de esta Corporación, no ha estado exenta de conflictos, momentos difíciles, tensión y mucha incertidumbre al enfrentar con decisión su trabajo en el Senado y la Cámara.

“Sabía que llegaba a un lugar muy difícil. Sabía de la dificultad de construir partido político porque, como bien lo dice el profesor Pacho [Francisco] Leal, después del bipartidismo los partidos que tanto aportaron también hicieron mucho daño a la democracia. Hoy son partidos de bolsillo”, subraya. 


viernes, 30 de marzo de 2012

Fidel Cano al desnudo: El negocio de los medios ha cambiado y está en crisis

Ser independiente, veraz, imparcial, defender la información y el derecho que tiene la ciudadanía a estar informada, y ejercer el periodismo profesionalmente le significó al El Espectador el asesinato de su director Guillermo Cano Isaza (Dic. 17/1986); y, casi tres años después, un atentado narcoterrorista (Sept. 2/1989) que lo llevó a la quiebra.

Sin embargo, el narcotráfico no desapareció. “Cambió de estrategia, aprendió a no enfrentarse directamente, a penetrar calladamente, a hacerle las cosas más difíciles al Estado o más fáciles desde el Estado a la gente que está con ellos. Hoy ya no tienen que enfrentarse directamente”, sostiene Fidel Cano Correa, director del periódico desde 2004.

“El oficio es mucho más exigente hoy. La objetividad plena es imposible pero el ejercicio periodístico debe tratar de serlo, debe dar la oportunidad a que todas las voces estén representadas”, enfatiza el periodista que no ha dejado de escribir, hacer reportajes, opinar, hablar, discutir temas y atender las inquietudes de usuarios y lectores del periódico digital sin abandonar a los del impreso. 

Fidel Cano tiene claro que “las nuevas tecnologías pusieron de cabeza el modelo de negocio que durante siglos conocieron los periódicos”, como señala Arianna Huffington en la edición "125 Años", situación que para Cano deben temer más la televisión y la radio, pues para la prensa escrita ya pasó lo peor y solo viene un reacomodo del nuevo modelo.

Sin titubeos Cano cuestiona que medios y periodistas, incluso del periódico, se enfoquen más en ser siempre los primeros cometiendo muchas imprecisiones y faltas al no confirmar datos o corroborar información, justificándose en la excusa peregrina de la falta de tiempo. También le preocupa que la prensa en general no esté preparada para relatar el resurgimiento de las luchas sociales en Colombia.

Periodista del Año Simón Bolívar 2006, Fidel Cano es filósofo de formación, con estudios en relaciones internacionales y una especialización en periodismo. Ha recorrido el camino que sueñan muchos periodistas: redactor y editor en temas de deportivos, economía, y asuntos cotidianos hasta llegar a la dirección de un medio.

El periodista cano no evade ninguna pregunta pero tampoco tiene respuestas preparadas. Dice lo que siente y piensa. ¿No cree que llegó el momento de que el periodismo se ocupe de las víctimas? ¡Sin duda!, responde de inmediato: "Cuando la sociedad escucha la voz de una víctima creo que siente que hay una deuda frente a estas. Es la misma sociedad la que está abriendo el espacio para que el periodismo se concentre más en las víctimas".


II PARTE
El negocio de los medios ha cambiado y está en crisis: Fidel Cano Correa
por Gloria Ortega Pérez

S – ¿Cuáles son los mínimos éticos irrenunciables de Fidel Cano?

FCC- Los mínimos que debería tener todo periodista: hacer un periodismo transparente. La transparencia es a lo que más se puede aspirar. Es claro que a veces nos equivoquemos y seamos posiblemente sesgados en la información, pero esto ocurre de manera transparente porque creemos en el periodismo que hacemos y no por hacerle un favor a alguien, o porque exista detrás algún interés económico o político. En mínimo ético es ese: la transparencia. Qué nadie le imponga a El Espectador lo que dice.

S – El sesgo denota una cierta intencionalidad. ¿Ud. cree en la objetividad?

FCC- La objetividad plena es imposible, pero el ejercicio periodístico debe tratar de serlo, debe dar la oportunidad a que todas las voces estén representadas. 

S – Ud. dijo en una entrevista que "El Tiempo no hace el periodismo que a mi me gusta". ¿Cuál es ese periodismo?

FCC- Combativo, independiente, sin ninguna atadura ni prevención, que no esté cuidándose de que esto molesta a fulano o a mengano. Hacer periodismo abiertamente y que allá afuera lo interpreten de diversas maneras. Pero en la esencia, en la gestación del artículo o la opinión, que no haya dobles intenciones.

S- ¿Qué es la Redacción al desnudo? ¿Un Ombudsman? Hay reflexiones de fondo y "jalón de orejas" por las “metidas de pata” de sus redactores… 

FDC- Sí. Cumple un poco el papel de Ombudsman. No he teorizado sobre el asunto pero la Redacción al desnudo la ven más de 4000 personas cada semana. Nunca pensé que fuera a tener tanto éxito. Cuando empezamos con el periódico para Ipad, incluimos esta columna para hacerlo atractivo, diferente. Surge de una experiencia durante mi tesis de periodismo en el Chicago Tribune. Conocí las ediciones locales y periódicos más pequeños de los suburbios de la ciudad. Uno, cuyo nombre no recuerdo, el día sábado destinaba la última página del periódico para que un editor contara lo qué había sucedido durante la semana en la redacción. Por ejemplo si habían tenido problemas en conseguir un personaje. Pero en realidad hablaban de los cumpleaños de los periodistas, que habían jugado futbol, etc. A partir de la tercera salida de la página se volvió más de fondo y también creció la participación. El espacio había conseguido mostrar que los periodistas nos equivocamos, que el periodismo no es una cosa automática, que somos seres humanos y que las salas de redacción son centro de discusión. 

S- ¿Tiemblan en la redacción con su "jalón de orejas"?  

FDC- Un poco. Les importa y bastante. Cuando empezó se quejaban de que ‘les diera tanto palo’, que los aventara públicamente. Pero eso les genera más responsabilidad. Nadie quiere aparecer en la Redacción al Desnudo lo cual me parece muy bien.

S – Después del asesinato de Don Guillermo Cano y posterior atentado contra el periódico, ¿cree que existe alguna diferencia entre el periodismo de los años 80 al de hoy?  

FCC-  El Espectador sin querer quedó metido en esa guerra casi que por accidente. Por hacer el periodismo que siempre ha hecho se convirtió en objetivo de los criminales. No era una guerra del periódico contra los narcotraficantes aunque así quedó plasmado. La lucha del periódico era por la sociedad. Don Guillermo Cano tenía el convencimiento absoluto por mostrar lo que pasaría en el país si no se cerraba el paso al narcotráfico. Su intención no era entrar en una guerra total contra el narcotráfico o sus capos. Simplemente, por actuar bajo la misión del periodismo terminó metido en esa batalla. 

Hoy tratamos de hacer ese mismo periodismo, posiblemente no con la valentía de Don Guillermo pero seguimos en lo mismo. No sabemos si eso nos convierta o no en "objetivo" de esa manera. El periódico es distinto, ya no es de una familia y eso hace la diferencia. El director le responde a una junta directiva de personas que están en un negocio. Aunque recibo todo el apoyo es distinto que reunirme en una empresa familiar con mis hermanos y tomar la decisión de anteponer el periodismo por encima de cualquier otra cosa. Hasta ahora el periódico se ha respetado y no ha vuelto a enfrentar una situación límite como la del narcotráfico o la del Grupo Grancolombiano.  

S – En los años 80 mientras había una lucha gubernamental contra el narcotráfico que ya había infiltrado los poderes públicos y la sociedad, el periódico luchaba por advertir lo que pasaría. El terrorismo del narcotráfico prácticamente desapareció. ¿Contra qué lucha hoy El Espectador?

FCC-  El Espectador y Guillermo Cano empezaron a hablar de Pablo Escobar cuando este aún era congresista. 

En Colombia se consideró afortunado que algún narcotraficante se interesara en la finca del señor terrateniente y la comprara al triple de su valor real para luego, tomando whisky, jactarse contando que un narco se la compró. Mucha gente del poder político y económico paseaba con ellos en yate por Cartagena. Hoy no me parece que sea tan diferente. Cuando el narcotráfico atacó de manera directa al Estado, este reaccionó enfrentándolo con todas las dificultades porque no había unidad nacional contra el narcotráfico. ¡Cayó tanta gente! [Rodrigo] Lara, [Luis Carlos] Galán, magistrados, jueces… Ocurrió la guerra del narcotráfico. Pero el origen es muy parecido a lo que existe en la actualidad. 

¿Qué cuál es la lucha de El Espectador hoy? La misma. Seguir develando esas cosas. El narcotráfico cambió de estrategia. Aprendió a no enfrentarse directamente sino a penetrar calladamente, a hacerle las cosas más difíciles al Estado, o más fáciles desde el Estado a la gente que está con ellos. Hoy ya no tienen que enfrentarse directamente.

S  - ¿Por qué los medios no llaman las cosas por su nombre? Delitos como el cohecho lo llaman “Yidispolítica”; a asesinatos extra juicio a manos de miembros del ejército, “falsos positivos”, igual pasa con las interceptaciones telefónicas y seguimientos ilegales hechos sin orden judicial, le dicen "chuzadas del DAS", etc. Esto tal vez aleja a la sociedad de su derecho de comprender lo que pasa realmente en un contexto, la dimensión y significado de esos delitos. 

FCC-  No sabría decir por qué. Usar esos términos es una manera de nombrar el problema, pero los periodistas al escribir sabemos de lo que hablamos. Posiblemente la gente no. Tampoco creo que exista una intención por ocultar esos hechos. Seguramente estamos creando confusión en la interpretación que hace la gente y no estemos ayudando en la comprensión de la realidad.

S  - ¿Qué ha hecho bien o ha hecho mal el periodismo en esta coyuntura?  ¿Cuál es nuestro mea culpa?

FCC- (Profundo y largo silencio). Muy difíciles sus preguntas... Hemos hecho bien revelando muchísimas cosas que estaban ocultas, pero siempre extraño un mayor profesionalismo del periodismo. Nos conformamos con el documento que nos filtran y no reflexionamos un poco más sobre el por qué filtran esto o aquello; muchas veces salimos corriendo a entrevistar al bandido, incluso, cuando son ellos los que llaman y no pensamos por qué quieren hablar en ese momento, porque quieren decir esto o aquello… Somos un poco culiprontos. Vamos detrás de la primicia. No tengo problema de que se entreviste a criminales, pero si me gustaría un poco más de reflexión antes de hacer las publicaciones. Tal vez eso le falta hoy al periodismo.

S  - ...Falta tiempo para pensar, para leer, para reflexionar, para reposar...

FCC-  No creo que sea falta de tiempo, más bien que no lo busquemos y salgamos rápido a que no nos quiten la primicia… Puede ser, tal vez, pero no sé… Está muy difícil... 

Sentipensantes: quizás parte de ese mea culpa sea algo que está ocurriendo en el periodismo en general. Por ejemplo, en el caso del conflicto armado interno el periodismo está supeditado al comunicado de prensa de la fuente oficial, a la rueda de prensa de la fuente oficial, sea incautación, detenciones, ataque terrorista, asesinatos extra juicio… Parece que si solo es para recoger información pues ya no se requieran periodistas...

S- ¿Qué pasó con el periodismo que se metía a la selva a traer las historias del conflicto armado, incluso las de las comunidades más alejadas y que solamente se visibilizan cuando hay una situación de coyuntura, invierno, terrorismo?… ¿Qué pasó con ese modelo de periodismo? ¿Ya no es válido, no se le cree o no hay plata?

FCC - El negocio de los medios ha cambiado y está en crisis. La pérdida de ese modelo de periodismo es un asunto financiero y no algo que solamente tenga que ver con las fuentes oficiales. La gente está accediendo y acepta por Internet y redes sociales mucha información que no necesariamente es de mejor calidad. Hoy la mayor audiencia de El Espectador es digital, apenas empieza a coger fuerza la financiación por publicidad, pero eso no alcanza a cubrir una redacción profesional. El Espectador es el segundo periódico nacional y no tiene corresponsales en ninguna parte porque no hay como pagarlos, como sostener una plantilla como sí lo hizo en los años 80 que tenía oficinas de redacción en todas las principales ciudades del país. Algunos free lance escriben desde las regiones y con la plantilla de Bogotá tratamos de hacer muchos viajes pero no es lo mismo. Viajan un día por una historia y regresan al siguiente. Ante la inmediatez de lo digital, no hay claridad de que esa inversión se recupere en el periodismo impreso. Evidentemente las noticias corren minuto a minuto, un poco como la radio. 

Por ejemplo. Cuando comenzó a circular el video sobre la represa de el Quimbo [“El video que el gobierno colombiano no quiere que veamos”, 20/02/2012], no permití que se subiera a la puntocom de manera inmediata. Había que revisarlo porque, evidentemente, estaba editado, tenía una intencionalidad, un sesgo que debíamos conocer. En el ámbito digital es frecuente que se suba una noticia de alguien que dijo algo y eso, desde luego, genera mucho tráfico. Así lo hicieron otros medios, subieron de inmediato el video. Nosotros no. Esperamos. Debíamos conocer explicaciones, información y el contexto para publicarlo, pero de inmediato no. 

Ese es un caso en el que pude intervenir y orientar, pero la dinámica del minuto a minuto  digital es muy difícil. A veces se publica información sin comprobar porque “alguien dijo” y eso se toma como verdad. Es muy complicado ejercer controles en el periodismo del mundo digital. 

S – Llevamos 20, 30 años de un periodismo centrado en los actores del conflicto armado, guerrilleros, paramilitares, gobiernos, miembros del ejército... Para los medios pareciera que las víctimas no existen. ¿No es el momento de que sean las víctimas el centro de atención del periodismo sin que, desde luego, deje de hacer seguimiento a lo actual? 

FCC-  Sin duda. Lo que pasa es que el ritmo noticio es real. Una persona que produce un escándalo o genera la información más relevante, por lo general, ha estado metido ahí, en la guerra, no como víctima, sino como actor. Creo que por eso hay esa tendencia de mirar a los victimarios, nunca a las víctimas. Pero evidentemente la voz de las victimas cada día es más importante. Siento que la sociedad ha empezado a valorarlas más allá de sus movimientos y organizaciones más visibles que, lamentablemente, algunas siguen siendo rechazadas como si fueran parte de la guerrilla. Pero cuando la sociedad escucha la voz de una víctima creo que siente que hay una deuda frente a estas. La misma sociedad es la que está abriendo el espacio para que el periodismo se concentre más en las víctimas. Pero tiene toda la razón, el periodismo ha estado alejado bastante de las víctimas. 

S- Quizás al amparo de la Ley de Víctimas exista la “posibilidad” de hacerlas visibles. También, al resurgimiento de las luchas sociales, sindicales, a las movilizaciones alrededor de la minería, el agua, los recursos naturales, la educación... ¿El periodismo está preparado para entender y contarle a la sociedad acerca de estas luchas?

FCC-  No creo que estemos preparados. Así se observó en las movilizaciones de la educación. La prensa en general fue muy corta de visión frente a ese movimiento. No entendimos bien qué se está generando y que, aunque llega un poco tarde a Colombia, llegó para quedarse. No se trata de la coyuntura de una Ley de Educación, tampoco de la coyuntura del movimiento de resistencia en Santurbán. Existe un sentimiento y movimiento global -no organizado globalmente-, frente a la crisis económica, frente a la educación, a la desigualdad, frente a todo. El mundo necesita pensarse de nuevo en el orden político y económico mundial. Así como pasó en otras partes también ocurrirá en Colombia. El periodismo no puede seguir cubriendo este fenómeno simplemente como una coyuntura. Tenemos que acompañar mucho más a estos movimientos para tratar de conocer qué son, profundizar en ellos y entenderlos mejor. Aprender de la mano de ellos.

S- Parece que frente al fracaso de lo político hay una tendencia en el mundo de una especie de adueñamiento desde lo técnico... 

FCC- Sin duda. Tendencia que se presenta mucho más en lo digital que en los medios análogos (tradicionales) porque ahí la polifonía de voces se escucha más. Hay una sociedad, de alguna manera, mucho más democrática.

S-  Los que no se han asomado al mundo virtual (“dinosaurios”) creen que los que sí es porque tenemos una tecnófila muy activada y estamos perdiendo el tiempo. ¿Qué opina?

FDC-  No sé, de pronto… (Risas)  Esto evoluciona y cambia tanto y tan rápidamente que apenas en dos, tres años aparecieron nuevas tecnologías, nuevos desarrollos. ¿Será que estamos perdiendo el tiempo en algo que no va a existir dentro de dos años? 

S-  ¿O es que han desaparecido los temores de los medios impresos de convertirse en digitales contra la circulación del papel?    

FDC-  Ese temor que lo tengan otros, los de la TV y la radio. Los periódicos ya pasaron esa revolución, falta el acomodo del negocio. Saber cómo va a ser o si se justifica tener una redacción profesional haciendo periodismo de profundidad. Quizás la triste realidad es que no se necesita.  
Facsímil de la edición del 21 de julio de 1969. Tomada de la Web.

S- ¿Cómo llegó Ud. a las redes sociales, cómo decidió estar en Twitter o Facebook?

FDC- Nadie me sugirió hacerlo. La curiosidad, la exploración me llevaron. Concibo la red social Facebook como un espacio privado, para los amigos y, por lo general, no acepto a nadie que no conozca. Cuando empecé a oír del fenómeno ingresé a Twitter. Estuve un año sin hacer nada porque no entendía la herramienta. La retomé para anunciar qué iba a salir en el periódico. No soy tan activo y tampoco participo en discusiones o peleas porque para eso está el periódico y la editorial. Solo sí me preguntan doy una opinión. Más bien soy un poco precavido. Tengo claro que cualquier cosa que diga refleja la marca de El Espectador.

S-  ¿Cómo convive el impreso y el digital con dos plantillas de redactores distinta?

FCC- Arrancamos por caminos independientes hasta ahora son colaborativas y separadas pero estamos en proceso de tener una sola redacción. Estudiamos cómo serían los horarios, cómo balancear cierres, cómo compaginar lenguajes y dinámicas para no afectar ninguno de los dos productos. Lo que es claro es que por momentos estaban tan alejados que parecían dos medios independientes. 

S-  ¿Qué será lo común?  

FCC- Los principios, el criterio general. Será el mismo contenido presentado en diferentes plataformas aprovechando las ventajas de cada una. Todo se tendrá en cuenta pero la filosofía es una sola.  

El que “manda” hoy es el usuario y los dos son usuarios, públicos muy distintos. Hay que escucharlos. Son lectores crecientemente exigentes frente a los medios. Tienen voz y como expresarse. Pero en lo que insisto es que sea la misma filosofía, el mismo criterio general en cualquiera de las plataformas, en el impreso, el iPad, el puntocom y en el que venga. Evidentemente cada medio tiene su lenguaje, sus particularidades, cómo se titula, cómo se cambia...

Sentipensantes: ... o cómo se “re empaca el producto”...

S-  El periodismo es uno solo para todo, los principios, el rigor... ¿Cuál será el perfil, talento, habilidades, conocimientos del periodista para dar respuesta al multi target informativo?

FCC-  La profesión cambió totalmente. El oficio es mucho más exigente hoy. Para un medio como El Espectador, que es impreso y es digital, ese periodista debe tener en mente que aporta talento a las dos plataformas. La experiencia iPad nos ha ayudado mucho a entender la dinámica. No se trata simplemente de poner a circular noticias todo el día a toda hora. Debe tener criterio, capacidad de estar en lo inmediato, de subir noticias, de estar bien dateado, de saber escribir bien y hacerlo en un celular, enviar una nota o llamar y dictar, como lo hacíamos antes. No se trata que el periodista que hace el video también escriba aunque algunos tengan esa habilidad y, posiblemente, estén cada vez más preparados para eso. Hay otros periodistas que estarán un poco más reposados. Se busca enriquecer el puntocom y fortalecer más el impreso. A eso aspiro al integrar la redacción.

S-  Si hay algo que distingue a un periodista es que tiene una especie de “sismógrafo” incorporado que le permite olfatear una noticia…

FCC-  Ese olfato tiene muchas más herramientas positivas en la actualidad. La capacidad de medición en lo digital permite saber cuáles asuntos pueden convertirse en noticias. Pero también tiene el riesgo de volverse monotemáticos. El periodista de hoy debe aprender a leer esas herramientas que no teníamos antes, podrá afinar un poco más su olfato periodístico. 

S-  Hay estudiosos que sostienen que el periodismo digital va a fortalecer las unidades investigativas de los periódicos impresos...

FDC-  Estoy convencido de eso. Por eso la integración de las redacciones. No solo se busca fortalecer el puntocom sino el impreso. El periodista del impreso es más pausado, no es tan acelerado con la noticia inmediata y en su relación con las redes. Mucha información que circula a través de la Internet es basura, datos inconexos, sin contexto, pero podemos ver no solo errores, sino también descubrir historias que se habían subvalorado o información adicional de temas que se han abordado o que no se han desarrollado todavía.

S- Hace pocos días Ud. envió un tweet que decía: “Brillante regla del Guardian para sus periodistas: "si va a twittear, no sea estúpido" Chris Elliot, defensor del lector. 

FDC- Es la regla The Guardian según nos contó el defensor del lector y me parece muy buena. Para los periodistas del Guardian es la norma. Entiendo que cualquier persona diga lo que quiera cuando tuitea, incluso que sea estúpido, no importa. Pero alguien que representa un periódico, es una norma que me parece buena.

S- ¿Los redactores de El Espectador tienen alguna norma?  

FDC- No. Espero que ese tweet les haya quedado como norma. (Risas…)  

S- La transparencia es un valor ético fundamental. También la libertad de expresión. ¿Es Ud. la “biblia de la izquierda colombiana”?  

FDC- No, qué va.  

S – Allá afuera así lo interpreta un columnista del portal  Pensamiento Colombia…

FCC- ¿Qué pensará ahora [Julian] Asange que me acusa de ser espía de la derecha? (Risas). No he leído a ese columnista pero me parece que tiene una mirada muy sesgada de lo que hacemos en El Espectador. Yo lo que soy es un descreído. No creo en nadie. No soy de izquierda ni de derecha ni me interesa favorecer a nadie ni soy amigo de los políticos. Más bien es difícil que yo crea en alguien que tenga poder. 

S- Por un cable de Wilikileaks con problemas de traducción se generó una controversia entre José Obdulio Gaviria y el Director Nacional de la Policía. El articulista que le menciono además acusó a El Espectador de formar parte de la "jauría mediática de periódicos, noticieros, periodistas y columnistas dedicada a destruir el legado de Álvaro Uribe".

FDC-  Tratar de destruir el legado de un político sería un objetivo muuuuuy pequeño para un medio como El Espectador. No tengo nada de izquierdista, más bien soy de corte socialista. Me gustan algunas ideas de la izquierda aunque pregúntele a los de izquierda si creen que soy la biblia. (Risas). Para ellos soy parte del establecimiento. Como le dije: no creo en nadie. Ni en izquierdistas ni en derechistas. Solo en las ideas liberales y en las libertades individuales, casi que en lo que creo es en el anarquismo. Sería muy infeliz en mi trabajo si tuviera semejante objetivo tan pendejo, destruir el legado de un político. 

S  - ¿Cómo hacer periodismo en Colombia sin terminar frustrado en el intento?

FDC-  Conociendo los límites del periodismo. Se debe querer más el periodismo que al resultado del periodismo. Los periodistas no somos los que vamos a solucionar los problemas de este país. No somos los que vamos a hacer la paz ni los que vamos a acabar con la criminalidad. Nosotros damos nuestro aporte tratando de descubrir lo que la gente quiere ocultar y de mostrar ciertas realidades. Es la sociedad entera la que tiene que solucionar sus problemas. Pensar que el periodismo puede cambiar un país aporta pero no deben hacerse muchas ilusiones. Saber cuáles son las imitaciones del periodismo es lo que permite no frustrarse.

S- Última pregunta, ¿Cuál es la noticia soñada?

FDC- Qué Santa Fe sea campeón, otra vez.  (Risas)

S- Muchas gracias.

El panorama del acceso y calidad de la información no puede ser más desolador hoy n Colombia. Las páginas de los periódicos son cuadrículas descriptivas que casi nunca proporcionan un contexto, un por qué y menos aún, un antes o un después de lo relatado que permita entender de qué va el asunto. Otro tanto ocurre en lo digital, solo que la plataforma de Internet proporciona infinitas posibilidades de hallar información de calidad, claro está, si se quiere y tiene un poco de sentido común, un poco de criterio y extrema agudeza para hacerse preguntas frente a lo hallado.

El periodismo que necesita Colombia es el que sea capaz de señalar, desde los hechos mismos, cuál ha sido el camino equivocado, quiénes son sus responsables y cómo hemos perdido todos en ello, pero que se lo diga con las letras del abecedario y llame a las cosas por su nombre.

Más allá de su profesional trabajo periodístico podría decir que Fidel Cano es, ante todo, una buena persona, un buen ser humano, condición fundamental para ser un buen periodista como insistió el maestro Ryszard Kapuscinski. 

Si no ha leído la I Parte de esta entrevista "Fidel Cano al desnudo, 125 años de El Espectador: un acto de supervivencia" pinche en este enlace

Nota. Las fotos no corresponden al día de la entrevista. Fallaron las pilas de la Canon (lo que confirma que la Ley de Murphy sigue vigente ¡pilas!) y regresé días después con la Nikon para tomarlas. Tres de las imágenes corresponden al momento en que Fidel Cano Correa abría un paquete que contenía dos libros: Uno, la segunda edición (2012) de "Colombia en la poesía colombiana - Los poemas cuentan la histora", de la editorial Letra a Letra, y otro, El país imaginado 37 poetas responden a Robinson Quintero Ossa. Los dos textos habían sido presentados por su editora Luz Eugenenia Sierra esa semana y enviados al director del diario. Fidel Cano estaba provocado hojeándolos. Por último, las fotos en las que aparezco fueron tomadas amablemente por María Isabel Barbosa, asistente del director.
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